domingo, 10 de octubre de 2010

Un centímetro menos. Cada vez queda mas cerca. Podría sorprenderlo, un movimiento rápido y plantarte un beso.
Pero sigo embobada, mirando como gesticula; el movimiento de sus manos, la manía de mirar al piso, el traqueteo con los tenis. Todo me parece amable en él. Realmente me pasaría siglos mirándolo... pero no tengo tanto tiempo de vida.
En el aire imagino castillos, perfectos y soñadores, que hacen que todo ese instante se grabe en mi mente.

Me acerco a ti: apoyada en el hombro, intento poner cara de perro abandonado para que te rías, con los morros fruncidos, pero sin dejar de subir la cabeza. Me miras y se forma una sonrisa en tu boca, esa que no puedo dejar de mirar.

El corazón golpetea en tu pecho. Supongo que en el mio será igual.

Me acerco un poco más, y busco después de mucha parafernalia el beso que quiero. En esos instantes la locura arrasa mi cabeza dividiéndola en dos.
Una parte seguiría hasta donde pudiera, hasta donde tú me permitieras. Sin miedo a tu reacción, sin importar el resto.
La restante frena mis manos, mis labios, mi lengua. Y me pregunta si tú eres lo correcto, si tantos años de escudo egoísta e interesado se van avenir a bajo por tus gafas de cegato.

Y es en ese punto de indecisión donde decido arriar velas y descubrir en otro momento la solución a mi pequeña ecuación, la ecuación de una cobardía, o la del miedo.
Pero en el momento de volverte a mirar, de llamarte alelado en un intento de tapar mi inseguridad, me dices te quiero. Me encanta oírlo en tu voz, y ver como me miras, esperando la misma respuesta o algo similar. A trabajos forzados consigo decir "y yo". ¡¿Y yo qué?¡...que soberana memez.
No se si te das por satisfecho o por vencido, así que sigues hablando. Pero no te presto atención, porque en mi cabeza se urde otra vez un plan de ataque, para robarte otro beso. Algunos me tacharían de masoquista hacia mi persona; otros de cruel con la tuya.
Pero ese jurado imaginario de este relato literarizado,de un momento de hoy, no me puede negar que siento algo por ti. Que deseo hacer mil cosas contigo de diferente índole, que si te pasa algo..a mi me da un infarto o en su defecto se me sale la rodilla. Que me encanta abrazarte oler tu perfume, y cerrar la puerta de mi portal tras ver tu sonrisa y tu "ya nos vemos"; criticar y contarte chismes que nunca le conté a nadie. Escuchar tu música y enseñarte cosas nuevas. Hablarte de maquillaje y que te rías, conspirar contra tu hermana y llamarte freak.
Tan bien adoro otras cosas más carnales, podríamos decir. Un beso en el cuello, un mordisco, un beso interminable, tus manos en mi cintura, la respiración rápida de tu pecho.

No se por que te escribo esto, pero quiero que lo leas. Espero que no sea algo hiriente para ti, pequeño gran gigante, pero tenia que escribirlo, a modo de reflexión personal.
Y después de todo esto, todavía esa maldita pregunta se pasea por mi mente.
¿POR QUÉ NO PUEDO?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales