domingo, 28 de noviembre de 2010

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Dos. Tres letras. Una vocal y, nunca mejor ilustrado, dos consonantes.

Dos. En el mundo de las matemáticas es el precedente del tres, y el anterior al uno, el número primo de Eisenstein, Sophie Germain, Stern, Perrin, el primordial seguido del seis, factorial, la mitad y el doble de algo.

Sin embargo, fuera de ese mundo de operaciones abstractas, Dos es una obsesión; Dos se convierte en fobia, en la impronta de la perfección, un modelo prototípico de conducta. Dos es una pareja, un par, dúo, doble. Doble que no puede existir sin su semejante, porque sería pues, simplemente uno. Número abocado al fracaso sin su igual, a perdurar incompleto en un mundo de multiplicaciones sobre sí mismo, encontrándose siempre en su parcial imperfección.

Dos sin lugar a dudas la mitad y el doble de algo.

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