jueves, 26 de agosto de 2010

Licantropía

Locura y licantropía.



Cuando la luna llena nace, algo cambia en mi cuerpo.
Siento.
Respiro.
Observo.
Como un animal.
Mis sentidos se agolpan en uno solo.
Vivir.


La locura se estampa contra mi,
acoplándose como un engranaje perfecto
a mis instintos.
La música rebota, creando una onda idónea,
para el pecado.


Las luces centelleantes y aturdidoras
permiten que mi mano agarre otra copa.
Por ello, muchos me llaman loca.
Pero lo que no saben es que soy
una loba.

Los tacones que calzan mis pies dejan la estela de la perversión.
Bailo a la luna, agitando mi oscura melena;
siento en ese momento dos ojos clavados en mi escote.
Sonrío. Mi boca busca la suya,
como si de morir tratara.
Mis dientes prueban su carne y mi lengua su sangre.


Así pues, el crepúsculo aparece,
por lo que el lobo se guarece,
esperando con ansia otra cacería, que saque a la luz, su licantropía.

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